31.03.24
Hebreos 4.15-16 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda”. Amén.
¿Alguna vez te has visto atrapado en un “ciclo de culpabilidad”? Confiesas el pecado a Dios, te arrepientes decenas de veces, pero todavía sigues repitiendo los mismos pecados.
La promesa de Dios sigue viva: “Si confiesas tus pecados, Él es fiel y justo para perdonarte, y limpiarte de toda maldad”, eso dice la Palabra en 1 de Juan 1.9. ¿Pero haces una constante de ese accionar? ¿Y si no te da tiempo de confesarlo y mueres?
Es si confesamos de verdad, que Él nos perdona. Es siempre considerando que Dios cumplirá la parte suya, si nosotros cumplimos la nuestra.
¿Cómo es confesar de verdad? Es ponernos de acuerdo con el Señor en cuanto al pecado, y estar unidos, de manera inseparable, al arrepentimiento; son dos caras de la misma moneda. Arrepentirnos es dar la espalda al mal y cambiar las acciones.
Confesar y arrepentirse requiere decisión intencional: ME Apartaré. Sabiendo que Satanás no dejará de tentarte nunca, y el fracaso seguirá siendo una posibilidad.
Dios puede romper tus cadenas
de pecar tan constante, y libertarte para que
disfrutes de Su vida abundante. Ponte de acuerdo con Él.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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