06/02/2024
Salmos 103.1-4 “¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre! ¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia”. Amén.
Cada vez que los salmistas escribían, hablaban de los atributos del Señor. Estas composiciones poéticas fueron reunidas en el libro que ahora llamamos Salmos, y la colección puede verse como una biografía de Dios, una semblanza que se basa en el lenguaje de la alabanza para describirlo y exaltarlo.
La capacidad de adorar surge del amor por el Señor. Y dado que el amor genuino siempre se cultiva aprendiendo sobre la otra persona, la verdadera raíz de la alabanza es el conocimiento de Dios.
A medida que pasamos tiempo con Él, y en su Palabra, el hecho de descubrir nuevas facetas de su carácter hace más profundo nuestro amor por Él, así como nuestra comprensión de por qué merece que lo alabemos.
Aprendemos a conocer al Señor a medida que caminamos con Él.
Cuando observas cómo Dios cuida de ti, y te colma de misericordia y compasión, experimentarás su fidelidad, y tu confianza en Él aumentará.
Que nuestra vida sea una demostración de alabanza acumulada por Su abundante provisión, su consuelo en momentos de dolor, y su intervención durante la adversidad.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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