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Hebreos 4:1-3 "Temamos, pues, no sea que, permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo”. Amén.
Hay una historia de un sediento vaquero que cruza el desierto y encuentra una bomba manual de agua, donde habían dejado una nota que decía que usaran el contenido de agua en el vaso para alimentar la bomba.
El vaquero, resistiendo la tentación de beber esa agua, la usó según las instrucciones. Como recompensa, recibió abundante agua fría. De no haber actuado con fe, solo habría bebido una jarra de agua caliente.
Esto recuerda
el viaje de Israel por el desierto. Cuando la sed del pueblo se tornó agobiante
(Éxodo 17:1-6), y Dios dijo a Moisés que golpeara la roca de Horeb con
su vara, y salió agua de la piedra.
Cuando creemos en las promesas de la Palabra de Dios, experimentamos ríos de agua viva para nuestras necesidades.
Jesus es el único que puede saciar
tu sed interior. ¡Él es el agua que salta para
vida eterna!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: TPSH301017)
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