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Lucas 15.17-19 “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”. Amén.
El hijo prodigo de esta historia recapacitó, luego de su fracaso. La manera en que pensemos determinará cómo nos comportaremos. Aprendamos a pensar de la manera en que Dios lo hace: sin sujeción al pecado.
Reconozcamos las mentiras del enemigo y contraataquemos con la verdad de Dios. Enfoquemos nuestra mente en lo que verdaderamente importa espiritualmente.
Dice en Filipenses 4.8 que todo lo que sea verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre; si es virtuoso en alguna manera, y digno de ser alabado, en eso pensemos.
Aprendamos a distinguir lo que nos conviene.
Si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, nos volveremos sensibles a sus advertencias, y no tropezaremos. Estaremos mejor preparados para ganar cualquier batalla.
La vida llena del Espíritu comienza con el regalo del Espíritu Santo a toda persona que recibe a Cristo como Salvador.
Al decidir estar bajo control del Espíritu, su poder se manifestará en nuestra vida, resistiremos la tentación y nos mantendremos entregados y conectados a Dios.
Vamos a cambiar nuestra mente y experimentemos las victorias de quienes tienen esa gloriosa llenura del Espíritu.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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