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Éxodo 16:4-5 "Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día". Amén.
El Señor esperaba (y espera) que su pueblo confíe en su poder y promesas.
El Señor habló a Moisés para un difícil camino, y él mantuvo su corazón manso, humilde y sensible a la voz de Dios.
Dios le dijo: “haré llover pan del cielo”. La lluvia en el desierto era difícil, mucho más que lloviera pan, pero Moisés confió en Dios.
El Señor siempre hace lo que dice, pero no significa que lo hará como imaginamos.
Dios instruyó cómo recoger el maná: “diariamente”; y el pueblo sería probado. Para Dios, obedecer es más valioso que muchos sacrificios.
Él maná fue, por un tiempo, provisión divina en el desierto; y Jesús, luego dijo: "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre” (Juan 6:49, 51). Jesucristo es la provisión para hoy, y la eternidad.
Isaías 55:10-11 nos dice: "Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, hará lo que yo quiero..."
Muy feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
TPSH 27.06.17)
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