#3,489
1 Pedro 4.11 “Si
alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre
conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por
Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
Amén”.
La enseñanza de la Palabra de Dios es un don
esencial para los líderes de la Iglesia,
quienes deben ser capaces de exhortar y corregir aferrándose firmemente a las
Escrituras.
Pero esa habilidad -que
ha sido dada por Dios-, no se limita a las autoridades. Otros creyentes también
pueden estar dotados de esa competencia, siendo responsables de usarla con
fidelidad.
El don de la enseñanza no se
caracteriza solo por la capacidad de hablar bien, pues hay quienes suenan bien,
pero difunden mentiras. Siendo unos especuladores e inventores de cosas acerca
de las cuales Dios está en silencio.
Los verdaderos maestros combinan
buena comunicación con estudio cuidadoso de la Biblia. Se deleitan en profundizar
la Palabra de Dios, y anhelan compartir lo aprendido.
Tales cristianos son organizados
y analíticos de pensamientos, así como minuciosos y precisos en las explicaciones.
Si has sido bendecido con ese don, Dios desea que
lo uses fiel y cuidadosamente para bendecir Su Iglesia. Ten presente el privilegio como la responsabilidad del don de enseñar.
Feliz día.
¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
(Referencia: En.Contacto)
28.01.23
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