#3,366 28.09.22
Salmos 51.4,7-9
“Contra ti solo he pecado, he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, borra todas mis maldades ”. Amén.
Pasar tiempo con el Señor, con Su Palabra y en oración, pudiera parecer poco apremiante, pero no lo es. Aprendamos a considerar múltiples razones para hacer de la meditación una práctica diaria.
La principal recompensa de meditar en la Palabra de Dios es acercarnos más a Él. Es que ninguna cercanía surge de la nada. Es resultado de una larga y estrecha relación de amor, confianza e interacción.
La meditación permite desarrollar un corazón puro. Gran ejemplo fue el rey David, en Salmos 51. Su estrecha relación con Dios, no le permitió esconderse de su pecado.
En el verso 3, David dice: Yo*reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
El dolor en la conciencia de David lo llevó a reconciliarse con el Señor. Igualmente, cuando nuestra relación con Dios penetre en los lugares más oscuros de nuestro corazón; verdaderamente nos arrepentiremos y recibiremos su maravilloso perdón.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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