#3,361 24/09/2022
Salmos 139.7-10 “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra”. Amén.
Dios nos diseñó para siempre relacionarnos con Él, también con los demás. Independientemente de que cada uno tenga experiencias dolorosas.
Y, por mas que deseemos irnos o huir de la presencia de Dios, no hay lugar en donde Él no nos pueda alcanzar, reencaminar nuestro camino y abrazarnos con sus amorosos brazos.
La oración de David, en Salmos 139, versos 23 y 24, es de invitar a Dios a que nos examine, guíe en el camino eterno, conozca nuestro corazón y pensamientos; nos pruebe y vea si andamos por camino de perversidad, por lo que debería estar contenida en nuestras oraciones de cada día.
Estemos dispuestos a enfrentarnos a la realidad de nuestra vida interior y a reconocer aquellas cosas en las cuales sí que deberíamos ocuparnos.
Nuestro Señor promete que, cuando pidamos valientemente su Verdad, esa Verdad nos hará libres; como lo dice en Juan 8.32.
Qué hermoso sería que esta reflexión nos llevara a orar como David y a que siempre anhelemos estar en la presencia de nuestro Dios.
Feliz
día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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