27.06.2022
Nehemías 2.2-7“Me dijo el rey (a Nehemías): ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré”. Amén.
Los cristianos utilizamos la palabra carga para referirnos a un peso espiritual en nuestro corazón al que, por lo general, Dios quiere que le prestemos atención.
Un ejemplo fue Nehemías. Tuvo la carga de interceder por el pueblo judío que había quedado vulnerable por el derrumbe de los muros de Jerusalén.
Esa carga era para el bien de Nehemías, quien se puso a disposición de Dios para bendecir a su pueblo.
Sobrellevar unos, las cargas de los otros, es una manera de fortalecer la Iglesia. Algo bien cierto, incluso para las personas que nunca descubren que hemos intercedido por ellas.
Dios une entre sí a los creyentes para formar un todo coherente, al que llama “Cuerpo de Cristo”.
Nuestro Padre celestial busca personas dispuestas a tener en sus corazones carga de oración por sus hermanos en Cristo.
Te invito a estar listo para interceder a favor de otros. Fortalecer el Cuerpo de Cristo es un privilegio maravilloso.
¡Feliz día, que Dios
te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Ref.: En.Contacto.211221)
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