16.01.2022
Proverbios 17.17
“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”.
Eclesiastés 4.9-10 “Mejores son dos que uno… si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”. Amén.
Pudiéramos pensar en los discípulos de Jesús y su relación entre ellos. ¿Alguna vez has pensado en el vínculo que compartían? Juntos fueron testigos de milagros, intercambiaron opiniones sobre las parábolas, se entristecieron por su muerte, y se regocijaron por la resurrección.
Pero la amistad de los discípulos tuvo un alto costo. Ellos dejaron su medio de vida y rutina familiar para seguir a Cristo (Mateo 4.18-22). Unirse a Jesús no solo fue motivo de controversias, también de peligros.
Además, requería constante reevaluación de lo aprendido: No mates, no te enojes, no digas necio a nadie, perdona, no adulteres, corta lo que te hace caer, no prometas si no vas a cumplir, no jures por nada, si te hieren vuelve la otra mejilla, ama, bendice a todos… El Padre celestial hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos (Mateo 5.21-45).
Aunque la amistad de los discípulos fue producto de seguir a Cristo, su conexión tuvo muchas experiencias. Por eso, verdaderos amigos no abundan: tales relaciones requieren tiempo, energía, recursos y tolerancia. Las conversaciones superficiales dejan conexiones superficiales, pero “el que siembra generosamente, generosamente segará” (2 Corintios 9.6).
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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