Proverbios 13:3 “El que guarda su boca guarda su alma, mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad”.
Un dicho árabe dice:
“Cuídate para que tu lengua no ahorque
tu cuello”.
La figura de la lengua simboliza la rapidez
y la liviandad conque algunas personas hablan. Dios creó a Eva porque no
era bueno que el hombre estuviera solo, y porque vivir es comunicarse. La vida
sin comunicación sería incompleta. Las relaciones humanas deben ser
un camino de dos vías.
El instrumento de comunicación que Dios entregó al hombre fue el don de la palabra. Una herramienta para construir y unir vidas. Pero con la entrada del pecado, se transformó en un instrumento ambivalente (con interpretaciones distintas). Aplicándose para construir o destruir; herir o curar; levantar o derribar.
Las personas sabias son felices porque aprendieron a usar la palabra como bálsamo curador y pincel restaurador. Palabras sabias dichas en el momento oportuno lo revolucionan todo.
Hay gente que es tierra seca, esperando una gota de agua. Esa gota pudiera ser tu palabra y tu boca como su manantial.
Si hablas con prudencia, recibirás como recompensa, vida. ¡Quien guarda su boca guarda su alma! Pero quien mucho abre sus labios tendrá calamidades. Quien abre su boca con facilidad habla sin pensar y sin medir las consecuencias. En ese caso, la víctima no es el prójimo, sino el propio dueño de las palabras. ¡Así como lo estas leyendo!
Usa las palabras para elogiar, y no para adular; para aconsejar y no para criticar; para perdonar y no para condenar.
Escucha, acepta, construye, restaura. Recuerda: “El que guarda su boca guarda su alma, pero el que mucho abre sus labios tendrá calamidad”.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
Cada día más sabio/TPSH 150413)
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