23.04.19
Filipenses 2:1-4 ”Por tanto, si hay
alguna consolación en Cristo, algún consuelo de amor, alguna comunión del
Espíritu, algún afecto entrañable, alguna misericordia, completa mi gozo,
sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
Nada hagas por contienda o vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada
uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo
propio, sino cada cual también por lo de los otros”.
Un grupo de jóvenes se reunió para debatir sobre Filipenses 2:3.4 -Nada
hagan por contienda o vanagloria; sino con humildad, estimando a los demás superiores;
no mirando por lo suyo, sino por lo de los otros… Preguntaron: ¿Con qué frecuencia te interesas por los
demás? ¿Te describirían como humilde o soberbio?
Coincidieron en que es fácil
reconocer las debilidades, pero difícil
cambiarlas; o desear cambiarlas. Un joven se lamentó diciendo: El egoísmo
está en mi sangre.
El deseo de quitar
el foco de ti mismo para servir a los demás solo es posible por el Espíritu
Santo morando en ti. Por eso, Pablo le recordó a la iglesia de Filipos que
reflexionara en lo que Dios había hecho y les había brindado: los había
adoptado, consolado con su amor y dado el Espíritu Santo para que los ayudara. ¿Hay acaso alguna otra manera de responder,
que no sea con humildad?
Dios es la razón, mas
que suficiente, para cambiar, y solo Él puede cambiarnos. Al producir en nosotros, el
querer como el hacer, por su buena voluntad, podemos centrarnos menos en
nosotros y servir humildemente a los demás.
¿Te inspira la
humildad de Jesús para servir? Esfuérzate en responder
con humildad, como Él lo hizo!
Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
NuestroPanDiario)
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