15.3.19
Santiago 3:3-6 “Ponemos freno en la boca de los caballos para
que obedezcan, y dirigimos así su cuerpo. Mira también las naves; aunque tan
grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un pequeño timón,
por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro
pequeño, pero se jacta de grandes cosas. ¡Cuán grande bosque enciende un
pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La
lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo,
e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”.
Anécdota: Había una vez una mujer que calumnió tristemente
a una amiga, y todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito de ella.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus
calumnias, y visitó a un sabio a quien le dijo: “Quiero arreglar lo que hice,
¿cómo puedo hacerlo?”, a lo que el sabio respondió: “Toma un saco lleno de
plumas pequeñas y suelta una donde quiera que vayas”.
La mujer contenta por aquello tan fácil, tomó su saco y al cabo de un
día las había soltado todas. Volvió al sabio y le dijo: “Ya he terminado”,
a lo que el sabio contestó: Ahora debes salir a la calle y buscarlas todas para
llenar el saco de nuevo…
La mujer se
sintió muy triste…entendió el significado. El sabio le dijo: Así como no pudiste
juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que
hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que
puedes hacer es pedirle perdón a tu amiga… no hay otra forma de revertir lo que hiciste… Solo para meditar…
¡Dios
te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: devocionalescristianos)
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