Deuteronomio 32:1,2,4 “Escuchen,
cielos, y hablaré; Y oiga la tierra los dichos de mi boca. Goteará como la
lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna
sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba; Él es la Roca, cuya obra es
perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna
iniquidad en él; es justo y recto”.
¿Algún momento de tu vida te has sentido excluido de las promesas bíblicas? Moisés aseguró que el
Señor es fiel y sus caminos justos. Ahora bien, todos hemos estado en
circunstancias que parecían malas e injustas. Hemos creído que Dios no interfirió, y
hemos luchado para conciliar nuestra posición con la declaración de Moisés.
La Biblia está llena de ejemplos de personas
consagradas a Dios que enfrentaron dificultades que parecían injustas: José -vendido
como esclavo, David -perseguido por el rey Saúl. Pablo -sufrió con un “aguijón
en su carne”.
Esas situaciones pueden hacernos dudar de la bondad
y justicia de Dios. Si dejamos que se apoderen de nuestra mente, esas dudas
pueden dar paso al desaliento. Y llevarnos a pensar: ¿De qué vale servir a Dios? ¡Miren cómo sufro!
Recordemos que lo que sabemos de Dios por su
Palabra es más preciso que lo que sentimos. Dios es bueno y justo, y tiene el
mejor plan para nosotros… aun lo que experimentemos.
Nuestra tarea NO es comprender lo que Él hace o
permite, sino saber cómo reaccionar en esos momentos. Confiar en esa Roca
sólida es la mejor opción.
¡Feliz día, y que Dios
te bendiga!
Wilda
M.V.
(Referencia: EnContacto)
TPSH12.07.2023
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