Salmos 103:9-11 "No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen".
Resentimiento contra Dios es una de las cosas más peligrosas que alguien puede hacer. Puede que no lo admitan, pero en el fondo así es. Creen que Dios no está interesado en sus vidas o problemas, porque no ha respondido a una oración en particular o no ha actuado de cierta manera.
Jonás recibió un llamado de Dios para ir a Nínive y predicar que la ciudad sería destruida en 40 días. Después de entregar el mensaje, Jonás esperó a que Dios comenzara la destrucción. Pero no pasó nada. Nínive se arrepintió y Dios cambió de parecer!
Jonás reclamó, dijo algo como: Me has traicionado! Has cambiado todo sin decírmelo, me has hecho quedar como un falso profeta. Jonás estaba decepcionado porque las cosas no salieron como lo planeado, y su orgullo fue herido.
Un espíritu irritado puede convertirse en ira; y Dios pudiera preguntarte como a Jonás: ¿Te parece bien enojarte tanto? Incluso, Jonás hasta defendió su derecho al enojo.
Muchos, como Jonás, sienten derecho a estar enojados con Dios. Dicen: Oro, leo la Biblia, la obedezco, vivo correctamente ¿Por qué tantos problemas? Te aconsejo que permitas que el Espíritu de Dios te sane de toda amargura, ira, resentimiento... antes de que éstos te destruyan.
Deja tu orgullo y rebeldía; ríndete a Cristo y serás grandemente bendecido.
Feliz día!
Wilda M.V.
(Referencia: WorldChallengeOrg)
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