2da. parte de “La carta del mes”, del pastor Charles F. Stanley, basada en Juan 4.20-24.
En la actualidad, hay creyentes que se reúnen en todo el mundo para alabar y glorificar a Dios. Sin embargo, deben esforzarse por adorarlo de verdad, o no desviarse hacia una emotividad superficial. Cristo le dijo a la mujer samaritana: “ustedes adoran lo que no saben; nosotros lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos” (vs.22).
La adoración siempre debe estar de acuerdo con las Sagradas Escrituras, ya que es la única forma para saber con exactitud quién es Dios y cómo desea que nos acerquemos a Él.
La adoración es un acto de alabanza, devoción y reverencia basado en el conocimiento del Señor. Aunque involucra emociones, fluye del conocimiento de Dios. Una de las razones principales por las que no se alaba ni adora al Señor como se debe, es la ignorancia. Por eso es tan importante crecer en el conocimiento de Dios tal como es revelado en su Palabra. De lo contrario, la adoración puede ser para un dios creado, en lugar de para el Dios verdadero. Sin una actitud de adoración, hay que preguntarse si realmente se esté listo para adorar a Dios.
El Señor dice que le adoremos en espíritu, que es basado en nuestro ser interior. Dios está más preocupado por la condición del corazón que por todas las expresiones de servicio y adoración. Es por eso que es tan importante prepararse espiritualmente antes de congregarse para adorar.
Se necesita un espíritu sumiso y obediente, ya que un corazón rebelde y egocéntrico no puede adorar al Señor.
Mañana finalizamos…
¡Dios te bendiga!
Wilda M.V.
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