1 Timoteo 1.18, 19; 4.1 “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes…, milites por ellas la buena milicia,manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos. Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”.
¿Últimamente has tomado decisiones que tu conciencia no te dejó en el pasado? De ser así, es posible que te hayas vuelto insensible, y eso es peligroso.
Dios ha dado sentido de lo bueno y lo malo, lo cual, combinado con la guía del Espíritu Santo, te ayudará al tomar decisiones.
Tu conciencia es un “sistema de alarma”, al ejecutar una conducta pecaminosa. Ella te ofrece protección.
Ahora bien, el pecado altera la sensibilidad de tu sistema humano, y el proceso dañino inicia cuando eliges desobedecer.
La conciencia te avisa, pero si persistes en ignorar su señal de peligro, enmudecerá. Cuando eso sucede, sueltas tu vida de santidad, y tu conciencia se cauteriza. Eso es muy parecido a quitar el semáforo de una intersección muy transitada…te conviertes en una vía de desastre.
Si esa es tu situación, arrodíllate y arrepiéntete; sumérgete en la Palabra de Dios y en la oración.
Ahora te pregunto: ¿Funcionan bien tus señales internas o se han apagado?
Acallar la conciencia es un enemigo real, te aleja de tu relación con Dios y te lleva a la destrucción.
Dios usa una conciencia limpia para guiarte, protegerte y conducirte a su luz y paz. ¡Deja que sea Él quien te dirija!
Feliz día. ¡Que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: En contacto)
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