Salmos 3:3-6 "Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí".
Mientras no confíes en Dios, a través de tus luchas con dolor crónico, las dificultades más simples pueden parecer un ataque feroz del enemigo.
Viene problema uno y te golpea por la derecha. Problema dos te ataca desde atrás. Problema tres te da un puñetazo en la nariz... En esos momentos, cuando te faltan las fuerzas y no encuentras alivio inmediato, pudieras pensar que correr o esconderte puede ser buena idea.
Y yo te digo, que lo mejor es que decidas descansar en Dios, y que sea Él quien te sostenga. Así lo hacían los salmistas bíblicos, quienes presentaban con sinceridad, sus situaciones ante Dios.
Aunque David se lamentaba por la dolorosa situación al huir de su hijo, él confíaba en que Dios lo protegeria, le respondería sus oraciones, lo sostendría y salvaría.
Todo dolor físico o emocional puede parecer un grande enemigo, por lo cual quisieras rendirte o escapar, pero, como David, puedes aprender a confiar en la ayuda del Señor, creyendo que su presencia, constante y amorosa, va contigo. Poniendo tu mirada hacía Arriba no desfallecerás ante tus problemas.
Sólo Dios te puede ofrecer esa paz que te sostiene y ayuda a atravesar tus pruebas. Dile al Señor hoy: gracias porque ahora estoy dispuesto y preparado para entender y recibir tu paz!
Feliz día, y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro pan diario)
TPSH 29.05.22
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