Salmos 119:66-68 "Enséñame buen sentido y sabiduría, porque tus mandamientos he creído. Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; más ahora guardo tu palabra, es buena. Bueno eres tú, y bienhechor; enséñame tus estatutos"
Las aflicciones enseñan a doblar las rodillas y clamar al Señor, en medio de todo problema o preocupación.
Cuando los problemas vienen sobre tí, fácilmente te pondrías de rodillas y te volverías al quebrantamiento.
Al corazón de Dios, algo le duele, cuando algo nos duele a nosotros. Él siente nuestras aflicciones, sin importar de qué se trate.
El Señor se conmueve, cada vez que sus hijos le claman desde la aflicción. Y oyó Dios el gemido de ellos" (Éxodo 2:24).
El clamor de Israel movió el corazón de Dios. Cada vez que ellos eran afligidos, Dios se dolía con ellos.
Muchos luchan con horrible esclavitud, y las tentaciones en ellas se enfurecen a diario. Sin embargo, yo les digo a todas esas personas: “¡A Dios le importas!” Sí, él conoce la miseria que soportas y sólo él tiene el poder de librarte. ¡En cada batalla, él te está invitando a correr hacia la cruz y clamar a él por liberación!
Hoy es buen día para creerlo, y Dios bendecirte!
Wilda M.V.
(Referencia: WorldChallenge)
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