Proverbios 15:28-29 “El corazón del justo piensa para responder; más la boca de los impíos derrama malas cosas. Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos”.
La historia de un rico propietario de una finca y su capataz es la siguiente: El rico era aficionado a la caza, y siempre llevaba a su capataz con él para que rescatara a los patos después de haberlos herido.
El rico era un hombre que NO conocía a Dios. El capataz era un cristiano fiel, que oraba cada día y cantaba himnos mientras trabajaba.
El hombre rico, siempre que tenía la oportunidad, se burlaba de la fe de su capataz.
Una mañana, el rico, en tono bien sarcástico, le dijo: No sé por qué lees la Biblia y crees toda esa tontería religiosa; no veo que saques ningún provecho de eso. Mírame a mí, yo no creo en Dios y soy el hombre más rico de este lugar. Tú, en cambio, eres un simple cristianito, y de nada tienes.
El capataz respondió: Es cierto, nada material tengo, pero tengo a Dios, quien cuida de mí, me dirige, fortalece, da paz y me ama como nadie jamás podrá hacerlo.
El rico le vuelve a decir: Te vives quejando por cómo el diablo te pone a prueba; en cambio, a mí, nunca me molesta. ¿Podrías explícame eso?
Claro que sí, dijo el capataz. Cuando usted sale a cazar los patos, a ¿cuáles me pide que recupere primero, a los que están heridos o a los que están muertos?
El rico responde: A los que están heridos, es lógico, ya que esos todavía pueden levantar el vuelo.
El capataz dijo: Eso mismo sucede con usted y yo. El diablo me persigue porque sabe que yo todavía puedo levantar el vuelo; más no usted, porque ya es un pato muerto…
Trata de que nunca seas un pato muerto, sino uno que todavía se mantenga aleteando en los brazos de Cristo, con oportunidades de volver a volar bien alto!
Dios nunca dejará herido ni caído, a quien a Él se acerca.
Feliz día, que Dios te restaure, te levante y te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: El Viaje Increíble, Renee Coffee)
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