Meditación 11.01.18
Salmos 145.18-19 “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le
invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el
clamor de ellos, y los salvará”.
Ayer vimos que la idolatría consiste en darle a una
persona u objeto el lugar que solo Dios merece, lo cual impide que disfrutemos
de lo mejor que Dios tiene para nuestra vida. La Palabra de Dios también nos
advierte acerca de los obstáculos que nos impiden recibir las bendiciones de
Dios.
Como seguidores de Cristo, tenemos la oportunidad de orar
y pedirle lo que necesitamos (Filipenses 4.6). Pero, lamentablemente,
muchos cristianos no lo hacen. Algunos sienten que no tienen tiempo para orar y
otros solo hablan con Dios usando frases que se han aprendido de memoria y que
no son genuinas, ni expresan sus deseos.
Debemos acercarnos a su trono, trayendo ante Él nuestras
necesidades con un espíritu humilde (1 Pedro 5.5-6). Tenemos que anhelar
hacer su voluntad por encima de todo, incluso cuando pensemos que lo que
deseamos es lo que más nos conviene. Dios siempre nos dará lo mejor.
Además, la Biblia nos exhorta a venir ante el Señor
llenos de fe (Hebreos 4.16; Santiago 1.6). Esto significa que cuando
oramos buscando la voluntad de Dios, tenemos que estar seguros de que nos
contestará. En Isaías 64.4 se nos
recuerda que nuestro Padre celestial siempre hace milagros a favor del que
“en Él espera”.
El deseo de nuestro Dios es derramar bendiciones sobre la
vida de sus hijos. No permita que su falta de oración le impida disfrutar de
ellas. Exprese sus necesidades en oración de una manera específica y
llena de fe. Después, SOMETA su voluntad a la de Dios, y espere con
paciencia. Él es fiel y
usted lo comprobará en su vida.
(De
Encontacto)
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