Jueves 21.12.17
Job 11:11-18 “Porque él conoce a los hombres vanos; ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso? El hombre vano se hará entendido, cuando un pollino de asno montés nazca hombre. Si tú dispusieres tu corazón, y extendieres a él tus manos. Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more en tu casa la injusticia, entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte, y nada temerás; y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron.
La vida te será más clara que el mediodía; aunque oscureciere, será como la mañana. Tendrás confianza, porque hay esperanza; mirarás alrededor, y dormirás seguro”.
Hoy amplío la lectura que el Señor puso en mi corazón, para la apertura del culto de ayer miércoles 20, en Mahanaim Sto. Dgo., pero que, por ser solo una apertura, no era prudente "predicar"...
Entiendo que esas palabras, no aplicaban para ser dichas a Job, por su “amigo” Zofar. Este “amigo” lo acusó de iniquidad, sugirió que echare de él esa práctica de conducta pecaminosa; y le juzgó casi convencido que su opinión era la misma que Dios tenía de Job. Y, el pobre de Job, ni idea del porqué de lo que le estaba pasando. Ya que dice en el capítulo 1, verso 1 que Job era hombre perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Eso dijo el mismo Dios de Job!
Esas palabras de Zofar, de seguro, fueron un duro golpe para Job. Pero luego Zofar junto a los otros amigos, Elifaz y Bildad, lloraron y rasgaron sus vestidos por el gran dolor de Job (2.13). Incluso Jehová les ordenó a ellos ofrecer sacrificio, y a Job que orara en su favor (42:7-10). Qué cosas no! … Dios le pidió que orara por sus “amigos” (que no parecieron más que tremendos enemigos), pero Job así lo hizo!
Ahora bien, observaciones que quiero destacar de este discurso de Zofar son las siguientes; y que, aunque no aplicaran para Job, nos pueden llevar a reflexionar y a hacer ajustes necesarios. Veamos:
-Revisemos si hay iniquidad en nosotros, y saquémosla.
-No dejemos de disponer nuestros corazones, y de extender a Dios nuestras manos.
-Que cada vez que levantemos nuestro rostro (y manos) hacia Dios, estemos limpios o deseemos ser limpiados.
Para que Dios no nos vea como hombres vanos, y nos recompense, chequeemos esas 3 observaciones dadas. Entonces: Nuestra miseria sea como agua que ya pasó; tendremos confianza, esperanza, y podremos dormir seguros.
Meditemos en esto, para que Dios nos siga haciendo caso, y bendiciendo!
Wilda M.V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario