Meditación 14.12.17
Juan 14.12-13 “De cierto, de cierto digo: El que en mí cree, las
obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al
Padre. Y todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo”.
Jesús enseñó muchas cosas sobre la oración, y su
importante papel en la vida del creyente. También prometió que nuestras
peticiones serán respondidas si cumplimos ciertos requisitos.
Una condición se menciona en Juan
14.14: después de recibir a Cristo como nuestro Salvador personal,
tenemos el derecho de presentar peticiones en
el nombre de Jesús, lo que significa pedir algo por lo que el Señor
mismo oraría.
Para ejercer este privilegio, debemos venir al Padre,
dependiendo no de nuestro carácter o buenas obras, sino solamente de los
méritos de Cristo. La muerte expiatoria de Jesús en la cruz es la única base
para acercarnos a Dios y tener la seguridad de recibir respuesta a nuestras
peticiones.
Un segundo requisito es la separación de todo pecado
consciente. Salmos
66.18 dice: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el
Señor no me habría escuchado”. Esto se refiere a actitudes pecaminosas y a
patrones de pensamiento que sabemos que están mal, pero que nos negamos a
dejar. Dios mira la actitud de nuestro corazón. Si luchamos contra nuestras
actitudes pecaminosas, nos afligimos por ellas y pedimos perdón, Él oirá
nuestro clamor y responderá. Pero cuando ve un corazón duro, no está
obligado a escuchar.
La próxima vez que usted ore, comience con palabras de
alabanza a Dios por su amor sacrificial, y de gratitud al Señor Jesús por morir
en su lugar (1 Juan
4.10). Exprésele que entiende porqué sus oraciones son escuchadas:
porque tiene una relación con el Padre a través de Cristo, no por nada que
usted haya hecho. Confiese todo pecado del que esté consciente, y pídale
perdón. Luego, presente sus peticiones al Señor con fe, y confíe en su
respuesta.
(De Encontacto.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario