Lunes 30.10.17
Hebreos 4:1-3 "Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo.....".
En la década del 60, hubo una balada titulada "Pedrito en el desierto". Relata la historia de un sediento vaquero que cruza el desierto y encuentra una bomba manual de agua. Pedrito había dejado una nota instando a quien la leyera que no bebiera del jarro, sino que usara el contenido para alimentar la bomba.
El vaquero resiste la tentación de beber y usa el agua según las instrucciones. Como recompensa, recibe abundante agua fría y refrescante. Si no hubiese actuado con fe, solo habría tenido para beber una jarra de agua tibia que no habría satisfecho su sed.
Esto recuerda el viaje de Israel por el desierto. Cuando la sed del pueblo se tornó agobiante (Éxodo 17:1-6), Moisés consultó al Señor, y Él le dijo que golpeara la roca de Horeb con su vara. Así lo hizo y el agua salió de la piedra.
Lamentablemente, Israel no siguió con constancia el ejemplo de fe de Moisés. Al final, «no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe» (Hebreos 4:2).
A veces, la vida puede parecer un desierto árido. Pero Dios puede saciar nuestra sed espiritual en las circunstancias más ilógicas.
Cuando creemos en las promesas de la Palabra de Dios, experimentamos ríos de agua viva para nuestras necesidades diarias.
Dios es el único que puede saciar tu sed interior. Jesús...el agua que salta para vida eterna! (Juan 4.14 ).
Dios te dirija, acompañe, guarde y bendiga en este lunes y en cada día!
Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro pan diario)
Referencia en TPSH 08.06.23
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