Sábado 16.09.17
Eclesiastés 3:1,9,11 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. ¿Qué es lo que en verdad gana la gente a cambio de tanto trabajo? Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado”.
La tecnología ha tenido, por lo menos, tres efectos en el mundo: Ha hecho al mundo más pequeño, más complejo y más rápido… y la generación que viene vivirá más rápido aún.
La rapidez tiene efectos negativos y dramáticos. Para desacelerar el ritmo toma en cuenta los siguientes principios:
1. Obedece el 4to mandamiento: Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Muchos desobedecen este mandamiento y hasta crean “excusas santas” para justificarse. ¿Si Dios descansó después de la creación, no crees que tú también debes de hacerlo?
2. Aplica el freno: Todo vehículo viene con un freno, y sin él nos accidentamos. Aprende a usarlo con más frecuencia. Aprende a decir NO! ¿Qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero pierdes tu propia alma? (Mt. 16.26).
3. Separa tiempo para orar: Que ese no sea el último recurso. Habla con Dios en todo momento (1Tes. 5.17 y Ef. 6.18). Cuando entras en oración tu alma, corazón y mente bajan de ritmo.
4. Aprende a contentarte: Pablo dijo: “He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación” (Fil. 4:12). Contentamiento no es que te acuestas en una hamaca y dejes de trabajar; es entender que tener más y lograr más no te hace feliz.
5. Confía en el tiempo de Dios: “El que se apura se ahoga”, dice un proverbio popular. Cuando estás impaciente le dices a Dios: “Dios, realmente te amo, pero no confío en tu tiempo”. Deja a Dios operar en Su tiempo perfecto.
Concluimos que: Debes contar las bendiciones qua ya tienes, y compartirlas... cosecharás felicidad.
Deja que Dios sea el hacedor.
Dios es el que controla todo, sea que estés dormido o despierto… la semilla brota y crece de por si sola (Mc. 4.27).
No por ir más rápido vas a lograr más.
No depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia (Rom. 9.16).
La vida no es una carrera de velocidad, sino una maratón de resistencia.
Dios no quiere que te desgastes antes de que Él pueda completar sus propósitos en y a través de ti.
Y en este sábado hermoso, que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: VTRH Ministries )
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