Sept. 1/17
“Un poquito MÁS de Timoteo"
Algunos versos que no quiero pasar por alto de la Segunda carta de Pablo a Timoteo…
1:7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
3:16-17 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, redargüir, corregir, instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
4:2 Prediquemos la Palabra; instemos a tiempo y fuera de tiempo; redargüir, reprender, exhortar con toda paciencia y doctrina.
4:7-8 “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.
En la Segunda carta, Pablo pide a Timoteo ir a Roma, para que le consuele en su encarcelamiento (1:8); él estaba incomunicado, y muchos lo habían abandonado... Y esperaba ser ejecutado pronto.
Estaba ansioso de ver a Timoteo. Después de esto, parece que fue puesto en libertad; y algún tiempo pudo dedicarse nuevamente a sus labores de apostolado en Macedonia, Creta, Asia Menor y otros lugares.
Pablo relató posteriormente a Timoteo que fue nuevamente apresado; bajo condiciones fuertes «a modo de malhechor» (2.9), sujeto con cadenas (1.16). Le dijo: «yo ya estoy próximo a ser sacrificado» y «el tiempo de mi partida está cercano» (4:6).
Aquí exhorta a su «amado hijo» a no avergonzarse de ser testigo de Jesucristo (2.13), a anunciar con diligencia el evangelio (3.14), a que amoneste con prudencia a los creyentes (2.14), que los corrija con humildad (2.24) y que esté dispuesto a hacer frente a las penalidades «como buen soldado de Jesucristo» (2.3).
Advierte sobre conductas desviadas, que podrían llegar a introducirse en la iglesia; y sobre gente «con apariencia de piedad» (3.5), «hombres corruptos, réprobos en cuanto a la fe» (3.8). Le aconsejó a avivar el fuego del don de Dios (1.6); a hacer obra de evangelista, a cumplir su ministerio (4.5); a permanecer apasionado y firme por Cristo.
Y no podemos dejar de comentar su advertencia sobre el final de los tiempos, que serían peligrosos (3:1).
Pablo dice en 4:7-8: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.
Que Dios te bendiga, y te ayude a acabar la carrera, para recibir tu gran corona en la patria celestial!
Wilda M.V.
(Referencia: IBF Inst. Bíblico Falcón)
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