Sábado 5.8.17
Salmos100.1-5 “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia”.
Pensemos en la persona que no se comunica con otra, a menos que quiera algo. Si solo le habla cuando tiene una necesidad, lo que hace es utilizarle, no amarle. Y ¿no tratamos a menudo a Dios de la misma manera?
Hacemos petición tras petición, pero no le expresamos nuestra admiración y alabanza. ¿Con qué frecuencia buscamos al Señor para que nos conceda nuestros deseos egoístas? 1 Pedro 2.9 dice que el pueblo de Dios debe “anunciar sus virtudes”.
Nuestras preocupaciones son de gran importancia para Él, pero también quiere que lo busquemos con un corazón ferviente, no con una actitud egocéntrica.
Usted pudiera preguntar: “¿Qué objeto tiene la alabanza?”. Cuando usted comienza a exaltar al Señor, su enfoque se desplaza hacia Él. Entonces empezará a recordar las maneras como Él ha impactado su vida.
Alabar al Padre celestial es uno de los temas principales que se encuentran en toda la Sagrada Escritura. Se nos dice que lo hagamos con alegría (vs. 1), a lo largo del día (Sal 113.3), y en presencia de otros (Sal 108.3; Sal 111.1).
El Señor nos creó realmente para alabarle. Dedique un tiempo hoy para reflexionar en la poderosa obra de salvación del Señor en su vida.
En vez de venir con una lista de peticiones, simplemente alabe al Padre por su fidelidad y su justicia. Si su corazón está lleno de alabanza, sus preocupaciones se disiparán y tendrá la confianza de que Dios proveerá para sus necesidades en el tiempo que Él disponga.
Feliz y bendecido sábado!
Wilda M.V.
(Fuente de refer: Encontacto)
No hay comentarios:
Publicar un comentario