lunes, 28 de agosto de 2017

*"Tu palabra sabia de hoy"*

Viernes 25.8.17

Filipenses 2:1-11 "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3 Nada hagas por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5 Haya, pues, en ustedes este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre"

Cuando mi amigo Jaime empezó a trabajar para una inmensa empresa internacional, se acercó un hombre a su escritorio, empezó a conversar y le preguntó qué hacía allí. Después de contarle al hombre cuál era su trabajo, Jaime le preguntó cómo se llamaba. «Me llamo Rich», contestó.

«Encantado de conocerlo —respondió Jaime—. ¿Y qué hace usted por aquí?».
«Ah, yo soy el dueño».

De repente, Jaime se dio cuenta de que esa conversación informal y humilde había sido su presentación a uno de los hombres más ricos del mundo.

En esta época de glorificación personal y celebración del «yo», esta historia nos recuerda las palabras importantes de Pablo en el libro de Filipenses: «Nada hagan por contienda o por vanagloria».  Las personas que prestan atención a los demás en lugar de a sí mismas tienen las características que Pablo menciona.

Cuando estimamos a los demás como superiores a nosotros mismos, demostramos una humildad como la de Cristo. Reflejamos a Jesús, que «no vino para ser servido, sino para servir» (Mc.10:45). Si tomamos «forma de siervo» tenemos el mismo sentir que Jesús.

Cuando interactuemos con otros hoy, no miremos nuestros propios intereses, sino los de los demás.

A Jesús que nos ayude a imitar Su humildad en todo lo que hagamos.

Sirves a Dios,  sirviendo a los demás.

Feliz viernes. Dios te bendiga!

Wilda MV.
(Referencia; Nuestro Pan Diario)

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