21.8.17
Romanos 13.13 “Andemos
como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y
lascivias, no en contiendas y envidia”.
Al analizar la
naturaleza de los celos y la envidia, usted quizás se haya dado cuenta de que
lucha con este problema. Tal vez le tiene envidia a un amigo, un vecino, o un
compañero de trabajo, de una manera que nunca lo había pensado conscientemente.
Si es así, sepa que este es un serio problema que debe ser eliminado de su
vida.
Al darnos cuenta
de la manera como la envidia y los celos dañan diversos aspectos de la vida,
podemos aprender a saber cuándo tenemos un problema. Examine las siguientes
consecuencias de la envidia y los celos.
Temor – tiene miedo de no obtener lo que
quiere, o de perder lo que tiene. Competitividad – se empeña
agresivamente en superar a los demás.
Un espíritu de
crítica – desvalorizar el
éxito de otros se convierte en una meta.
Comparación – mide
sus propios éxitos con los logros de otros.
Una mente
dividida – el éxito de
alguien se convierte en un motivo de preocupación.
Enojo – la
hostilidad es un fruto natural de los celos y el resentimiento.
Inseguridad – siente que nunca tiene suficiente,
porque le da más valor a lo que alguien más tiene.
Falta de paz –
la envidia y la paz están enfrentadas entre sí; usted simplemente no puede
tener ambas.
Enfermedad – la turbación emocional puede afectar la
salud física.
Recuerde que la
envidia y los celos son armas que mutilan y destruyen a cualquiera que se topa
con ellas. Pero reconocer sus consecuencias destructivas podrá ayudarle a
comenzar a identificar este problema en su vida. Luego, con la ayuda del Señor,
podrá comenzar el camino hacia la sanidad y la restauración.
(De Encontacto.org)
Republicado en TPSH 15.12.22
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