Viernes 2.6.17
Isaías 35:1,10 "Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa… Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido".
Estas promesas del profeta Isaías, nos hablan del regreso del pueblo de Israel a su tierra, y -en paralelo- del regreso del cristiano a Casa.
Cuán gratificante es ir a casa luego de un largo y cansado día de trabajo. El pueblo de Israel vivió 70 años fuera de su tierra; Isaías anticipó ese hecho alrededor del 730 A.C. Isaías fue testigo de la caída de Israel (reino del norte) y la decadencia espiritual y moral de Judá (reino del sur).
Todo pueblo de Dios, debe descansar en sus promesas, porque: Dios renueva y alienta, aunque haga pasar por desiertos -que nos formarán y probarán-, Él nos sostendrá con certeza de Su salvación. Dios fortalece, habilita al "discapacitado", al "débil", y alienta al "tímido".
Dios nos santifica. Hace camino de santidad para que caminemos. Por torpe que seamos, no nos extraviaremos. En sus promesas hay alegría, gozo y verdadera adoración. Es el mejor camino que podemos caminar.
La situación de Israel fue larga y dolorosa, pero allí recibieron palabras y promesas de Dios.
Si estás viviendo en algún "exilio" o "desierto", *Dios te dice*: En medio de ese proceso, te probaré, te fortaleceré y te renovaré. Esfuérzate, y no temas.
Que al final de tu prueba, Dios te bendiga; y te haga florecer con gloriosa retribución!
Wilda M.V.
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