viernes, 28 de abril de 2017

"El gran libertador de la vida"

Meditación 28.4


Lucas 4.16-21 "Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros".

De acuerdo al aspecto exterior, deducimos que algunas personas son felices. Sonrisas, maquillaje y ropa elegante pueden crear una impresión de paz interior. Sin embargo, muchas personas están en cautiverio internamente.

En el pasaje de hoy, Jesús aclara que ha venido a liberar a los que están esclavizados. Jesús se refería a 2 tipos de ataduras que encarcelan nuestra alma.

1. Jesús rompe las cadenas del pecado. Todas las personas han quebrantado la ley de Dios, y la consecuencia es vivir separadas de Él (Romanos 3.23). Pero la muerte y resurrección de Jesús nos liberan cuando aceptamos su regalo del perdón y depositamos nuestra confianza en Él. Entonces, podemos tener una relación con el Señor.

2. Dios nos libera de pecados persistentes como celos, amargura y glotonería. Su Espíritu vive en cada creyente, y nos da el poder para sobreponernos a las malas decisiones que parecen haberse adueñado de nosotros. Nos capacita para hacer lo que Él desea, trayendo sanidad inmediata o dando dirección y fuerzas en la batalla constante.

El Creador de la humanidad sabe del vacío de nuestro corazón, y que solo Jesús lo llena. Todo lo que ponemos allí, aunque parezcan cosas y decisiones buenas en el momento, al final nos dejará insatisfechos. Permaneceremos en cautiverio hasta que Dios nos liberte y nos de satisfacción verdadera.

¿Es usted una de esas personas que aparenta estar feliz, pero que está vacía por dentro? Jesús es el único que puede redimirle, perdonar sus pecados y llenar el vacío que hay en su alma. Deje que Él le haga libre hoy.
(De Encontacto)

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