Lucas 4.16-21
"Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la
sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro
del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba
escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en
libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Y enrollando
el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga
estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura
delante de vosotros".
De acuerdo
al aspecto exterior, deducimos que algunas personas son felices. Sonrisas,
maquillaje y ropa elegante pueden crear una impresión de paz interior. Sin
embargo, muchas personas están en cautiverio internamente.
En el pasaje
de hoy, Jesús aclara que ha venido a liberar a los que están esclavizados.
Jesús se refería a 2 tipos de ataduras que encarcelan
nuestra alma.
1. Jesús rompe las cadenas del pecado. Todas las
personas han quebrantado la ley de Dios, y la consecuencia es vivir separadas
de Él (Romanos 3.23). Pero la muerte
y resurrección de Jesús nos liberan cuando aceptamos su regalo del perdón y
depositamos nuestra confianza en Él. Entonces, podemos tener una relación
con el Señor.
2. Dios nos libera de pecados persistentes como celos, amargura
y glotonería. Su Espíritu vive en cada creyente, y nos da el poder para
sobreponernos a las malas decisiones que parecen haberse adueñado de nosotros. Nos
capacita para hacer lo que Él desea, trayendo sanidad inmediata o dando
dirección y fuerzas en la batalla constante.
El Creador
de la humanidad sabe del vacío de nuestro corazón, y que solo Jesús lo llena. Todo lo que ponemos
allí, aunque parezcan cosas y decisiones buenas en el momento, al final nos
dejará insatisfechos. Permaneceremos en cautiverio hasta que Dios nos liberte y
nos de satisfacción verdadera.
¿Es
usted una de esas personas que aparenta estar feliz, pero que está vacía por
dentro? Jesús
es el único que puede redimirle, perdonar sus pecados y llenar el vacío
que hay en su alma. Deje que Él le haga libre hoy.
(De Encontacto)
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