viernes, 17 de febrero de 2017

"Del vacío a una vida de plenitud"

Meditación 17/25/17

Te invito a leer en Juan 4.3-18 . Nos habla de que Jesús salió de Judea a Galilea; debía pasar por Samaria y cansado del camino, se sentó  junto al pozo de Jacob; y ya ahí vino una mujer de Samaria a sacar agua, a quien Jesús le dijo: Dame de beber.  Esta mujer le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Jesús le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.  Luego la mujer le respondió: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?  Respondió Jesús: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna…. ".

Muchísimas personas tienen una vida vacía, por ser contraria al plan de Dios. El relato sobre la mujer samaritana en Juan 4 enseña cosas importantes en cuanto a una vida plena.

Para el Señor es importante que llenemos nuestro vacío. Los judíos no pasaban por Samaria por el gran odio que tenían a sus habitantes. Pero Jesús, siendo judío, decidió pasar por allí porque sabía que una mujer samaritana que sufría estaba lista para escuchar acerca del amor de Dios.

Los intentos que hacemos para lograr la felicidad muchas veces nos dejan sin esperanzaLa mujer del pozo había estado casada 5 veces, pero todos sus matrimonios habían fracasado. Sea que sus problemas fueran o no por su culpa, no tenía el amor que había buscado.

El Señor conoce nuestro dolor. Cuando la mujer reconoció que en esos momentos no tenía un esposo, Jesús le reveló que Él ya sabía que no estaba casada con el hombre con el que vivía. Al demostrarle que conocía su infelicidad y su anhelo de llenura, el Señor la ayudó a reconocer su necesidad de un Salvador.

Jesús puede satisfacer nuestros anhelos. Después que la samaritana entendió qué le estaba faltando, Jesús le dijo cómo tener una vida de plenitud: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.

¿Se ha sentido usted alguna vez como la mujer samaritana, disconforme con la vida, y con sed de amor y de gozo? Entregue su vida a Dios y permita que su amor fluya a través de usted. Solo así tendrá vida abundante.
(De Encontacto.org)

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