Meditación 06/10/16
2 Corintios 4.7-18 "Pero tenemos este tesoro en
vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que
también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. Porque nosotros que
vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que
también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que
la muerte actúa en nosotros, y en ustedes la vida. Pero teniendo el mismo
espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé,
nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que
resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos
presentará juntamente con ustedes. Porque todas estas cosas padecemos por amor
a ustedes, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de
gracias sobreabunde para gloria de Dios. Por tanto, no desmayamos; antes aunque
este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se
renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en
nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros
las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas".
El mayor
obstáculo para entender el propósito de Dios cuando Él nos quebranta es que un
gran número de cristianos piensa que tener fe en Cristo es algo que hacemos.
Oramos, leemos la Biblia, vamos a la iglesia, ofrendamos. Hacemos y hacemos, creyendo
que ésa es la vida cristiana.
Pero el
verdadero cristianismo consiste en llegar a ser, en vez de hacer.
La vida de fe que Dios ha dispuesto involucra recibir a Jesús en nuestros
corazones, y permitirle que Él cambie los hábitos, la manera de pensar y las
preocupaciones que tenemos, para llegar a ser más y más como Él.
Comprender
esto cambiará nuestra perspectiva en cuanto a los dolores que debemos soportar.
Cuando reconocemos que la vida cristiana es la obra permanente de Jesús de
rehacer nuestra vida, el papel del quebrantamiento tiene más sentido. Es
el proceso que Dios usa para apartarnos de las cosas que se han vuelto, o
pueden llegar a volverse en un obstáculo para nuestro crecimiento. El Señor
utiliza también este recurso para tratar asuntos que posiblemente hemos
declarado “prohibidos” para Él, como conductas o relaciones poco saludables que
justificamos.
Dios no
quiere ser el Señor de la mayor parte de su vida, ¡Él quiere ser el Señor
de toda su vida! Por tanto, se concentra en las áreas de
rebeldía y de autosuficiencia para despojarnos de todo lo que nos impide
confiar plenamente en Él. El Señor utiliza el quebrantamiento para eliminar
esas inclinaciones, para que podamos vivir dependiendo de Él, día tras día. Abra
su corazón, y pídale al Señor que le muestre cualquier rastro de
autosuficiencia en su vida.
(De Encontacto.org)
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