Meditación 14/10/16
Marcos 8.34-35
"Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo
el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por
causa de mí y del evangelio, la salvará".
Me gusta usar la
palabra creyente cuando hablo de los hijos de
Dios, ya que se refiere específicamente a quienes han creído en
Jesucristo como Salvador. Es una población mucho más pequeña que
aquellos que se autodenominan cristianos. Pero ¿sabía usted que aún
menor es el número de quienes pueden ser llamados legítimamente “seguidores”?
Estos son aquellos que obedecen con pasión la voluntad de Cristo en todas
las cosas.
¿Es usted
creyente o seguidor? Confiar en
Jesucristo es fundamental, pero eso es solo el primer paso de fe. Nuestro objetivo
primordial es hacer el largo viaje de la vida siguiendo las pisadas del Señor,
honrándole con nuestras acciones y palabras, y creciendo siempre en
sabiduría bíblica.
La vida del seguidor está
resumida en obediencia total. De hecho, el Señor define como
cristianos verdaderos a quienes demuestran su amor por Él guardando su palabra (Juan 14.23). Cuando se trata de obedecer a Dios, hay solo dos
respuestas: “Sí” o “No”. Es tentador decir: “Sí, pero …” como hicieron algunos
discípulos potenciales del Señor Jesús, pero esa es una manera indirecta de
decir “no”. Los seguidores verdaderos siguen siendo fieles al plan del
Señor, sea fácil o difícil. Y además, lo proclaman tanto en la bendición
como en la calamidad, y van adonde Él les esté llevando.
Los seguidores verdaderos
buscan al Señor, sabiendo que la recompensa es una relación más estrecha con Él.
No esperan únicamente pasar la eternidad con Dios, sino que entienden que la
eternidad comienza cuando lo acompañan en la senda de justicia que Él ha puesto
delante de ellos.
(De Encontacto.org)
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