Meditación 05/08/16
1 Pedro
4.12-14
"Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que les ha sobrevenido,
como si alguna cosa extraña les aconteciera, 13 sino gócense
por cuanto son participantes de los padecimientos de Cristo, para que también
en la revelación de su gloria se gocen con gran alegría. 14 Si
son vituperados por el nombre de Cristo, son bienaventurados, porque el
glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes. Ciertamente, de parte de
ellos, él es blasfemado, pero por ustedes es glorificado".
Aunque, sin
duda, no nos sentimos bendecidos cuando nos insultan y persiguen, Jesús dijo
que sí lo somos (Mateo 5.11).
La perspectiva del Señor en cuanto a la persecución difiere de la nuestra; Él
considera positivo que suframos por su nombre.
La
persecución es buena por varias razones:
Demuestra
nuestra fe. La
única manera de conocer la calidad de nuestra fe es por medio de la prueba.
Cuando perseveramos, comenzamos a entender que podemos permanecer firmes y
obedientes en medio de alguna dificultad, a la vez que descubrimos el gran
poder de Dios para sostenernos.
Purifica
nuestra vida. La
persecución dirige nuestra atención al Señor y el sufrimiento nos lleva a
sus brazos. Cuando nuestro tiempo con Dios aumenta, Él nos hace conscientes
de nuestras actitudes y acciones pecaminosas —algunas causantes de nuestra
prueba, pero otras no— por las cuales debemos arrepentirnos. La persecución
es una herramienta eficaz de purificación.
Nos
prepara para el servicio. El
sufrimiento pone fin a nuestra autosuficiencia y orgullo —actitudes que
estorban nuestra utilidad para el Señor. El orgullo se viene abajo cuando
comprendemos que no somos capaces de vivir por nuestra cuenta, especialmente
cuando hemos sido insultados y heridos.
Una vida
de comodidad y placeres no es siempre una señal de bendición. Así que “no
os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa
extraña os aconteciese”. Si la persecución fortalece
nuestra fe, purifica nuestros corazones, y nos prepara para el servicio,
entonces debemos dar gracias al Señor por la manera que la utilizará en nuestra
vida.
(De
Encontacto.org)
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