Meditación 28/07/16
“Era
Abram de edad de 99 años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios
Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre
mí y ti, y te multiplicaré en gran manera” (Génesis 17: 1-2).
Algunas
veces podemos sentir que ya no estamos a tiempo de realizar ciertos cambios en
nuestras vidas.
Es ese sentimiento de que hemos cometido errores, hemos fallado y que
quisiéramos poder devolver el tiempo para repararlos, de forma que nunca
nos hubiesen afectado.
En estas
circunstancias, ciertamente se nos hace complicado entender porqué nos ocurren
tales dificultades, que nublan nuestro horizonte y nos impiden ver un mejor
futuro. Nos parece tarde para comenzar de nuevo y sentimos que ya hemos
perdido las oportunidades para hacer realidad nuestros deseos.
Debemos
alejarnos hoy de esa angustia,
de esa ansiedad que nos derrumba porque siempre hay tiempo para
emprender el viaje que un día debimos atrasar, si confiamos en que Dios es
nuestro guía y la fe nuestro camino.
Cuando
Abraham tenía 99 años, El Señor hizo un pacto con él. Le daría nueva
vida, un nuevo nombre y lo definiría como padre de muchas naciones. Como
vemos, Abraham a los ojos del Señor, no fue definido por sus errores o por
su pasado, sino por su futuro.
Así
debemos nosotros sentar las bases de nuestra esperanza, sabiendo que a pesar de
habernos rendido en un momento, tenemos con nosotros la confianza del Señor. Él cree en nosotros y para
Él nunca es tarde, cuando se trata de bendecirnos con un espíritu renovado,
nuevo y presto para afrontar con esperanza, ese futuro al que un día
renunciamos.
Una
oración a pronunciar al Padre, Dios Todopoderoso: Tú que eres dueño de la
eternidad ayúdanos a ver más allá de nuestros errores pasados y
presentes. Abre nuestros ojos y nuestros corazones a las
posibilidades, hechas bendiciones, que pondrás en nuestro futuro. En el
nombre de Cristo Jesús oramos y agradecemos.
(Fuente:
Biblia de las Promesas)
TPSH 15072024
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