martes, 26 de julio de 2016

"La senda de la bondad de Dios"

Meditación 26/07/16

Salmos 25.4-15 "Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvaciónen ti he esperado todo el día. Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. Bueno y recto es Jehová; por tanto, Él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger.  Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto. Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque Él sacará mis pies de la red".

A pesar de que el Señor derrama su bondad sobre todas las personas, la capacidad de percibirla y disfrutarla está limitada por la negativa a adorarle como Dios. Para experimentar la plenitud de su bondad, debemos honrarlo eligiendo el camino de la sumisión y la obediencia a Él. El Señor jamás negará el bien a los que andan en integridad con Él.

Con amor y sabiduría, el Padre ha creado específicamente una senda para cada uno de sus hijos. Porque no hay dos personas iguales, cada senda se verá diferente. Lo que puede ser mejor para una persona, puede no ser bueno para otra. La comparación de los caminos de Dios en vidas diferentes solo conducirá al desaliento y a hacer juicios equivocados. No tenemos ni la sabiduría ni la perspectiva para entender por qué el Señor conduce a algunas personas por sendas de dolor y adversidades, pero podemos saber que Él siempre es bueno.

Cada paso en la senda de Dios representa una decisión deliberada de seguirlo. Por mirar a nuestro alrededor en vez de fijar nuestra mirada en Jesús, nos estamos perdiendo de algunas experiencias o cosas realmente buenas. Si dejamos la senda del Señor para seguir un camino que se ve mejor, perderemos sus buenas bendiciones y descubriremos, como Adán y Eva, que cualquier otro camino lleva a la perdición.

Tome tiempo para preguntarse: ¿Estoy en la senda que el Señor ha elegido para mí, o he tomado un desvío para seguir otra dirección que parece buena? Hacernos nuestro propio camino y hacer caso omiso de la bondad y la abundancia de su senda es una locura. Solo Dios conoce el camino que debemos tomarBúscale en espíritu y verdad!        (De Encontacto.org)

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