Meditación 14.07
1 Corintios 1.4-9 "Gracias
doy a mi Dios siempre por ustedes, por la gracia de Dios que les fue dada en
Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda
palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de
Cristo ha sido confirmado en ustedes, de tal manera que nada les falta en
ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual
también les confirmará hasta el fin, para que sean irreprensibles en el día de
nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fueron llamados a la
comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor".
Dios no miente. Lo que dice, lo hará, porque
Él siempre lo lleva a cabo. Sus numerosas promesas están registradas en la
Biblia, y Él cumple cada una de ellas.
Ayer me referí a la fidelidad que tuvo Dios conmigo al dirigirme a ser
pastor y proveer una beca para ir a la universidad. Después de inscribirme, Él
siguió proveyendo, quizás no tanto como yo quería, pero siempre lo suficiente.
Recuerdo la vez que me arrodillé junto a mi cama en el dormitorio de la
universidad. Le dije al Señor que me quedaba poco dinero y pedí su ayuda. Luego
recibí una carta de un vecino, ¡con un cheque que cubriría todos mis gastos! Dios
proveyó lo que yo necesitaba, tal como Él lo había prometido (Filipenses 4.19).
Más tarde, cuando estudiaba en el seminario, fui invitado a predicar en
una iglesia local. Ese domingo, cuando terminó el servicio, los líderes de la
congregación me pidieron que fuera su pastor, y me manifestaron su disposición
de esperar un año hasta que me graduara. ¡Qué giro de acontecimientos tan
interesante!
Comencé a orar por eso, con la confianza de que Dios respondería,
porque así lo había prometido (Salmos 91.15). Acepté la oferta, bajo la guía del Espíritu.
La fidelidad de Dios ha continuado a lo largo de mi vida. Yo no podría
haber imaginado, al comienzo, que habría de predicar por más de 50 años. Pero
el Espíritu Santo siempre me ha acompañado, enseñándome lo que debo decir cada
vez que preparo y predico un sermón (Juan 14.26). El Dios que nos guía es siempre fiel.
Por eso, usted y yo podemos cumplir su plan, aunque eso nos sorprenda.
(De Encontacto.org)
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