Meditación 15.06.16
Juan 3.16-18
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha
creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios".
El apóstol Pablo le dijo al
carcelero de Filipos: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y
tu casa” (Hechos 16.31). El carcelero y su familia tuvieron fe para
ser salvos: aceptaron la invitación y se unieron a la familia de Dios.
La fe salvadora tiene tres
elementos: conocimiento, convicción y fe.
Hoy veremos el componente del
conocimiento: Para creer en Jesús como nuestro Salvador, tenemos que saber
quién es Él, lo que hizo y por qué fue necesario que lo
hiciera.
¿Quién es Jesús? Él es la deidad —Dios Hijo. Por petición
de Dios Padre, Jesús dejó de lado sus derechos divinos, tomó forma humana y
vivió en la Tierra (Filipenses 2.6-7).
¿Qué hizo? Jesús vivió una vida perfecta, lo
que lo calificó para ser nuestro sustituto y sufrir el castigo por nuestros
pecados. Su muerte en la cruz hizo posible para nosotros obtener perdón
y experimentar paz con Dios.
¿Por qué fue necesaria su
muerte? Porque NO
podíamos salvarnos a nosotros mismos; todas nuestras “buenas obras”
están manchadas por nuestra naturaleza pecaminosa. Cuando aceptamos la
obra expiatoria de Cristo, pasamos de ser enemigos de Dios, a
miembros de su familia.
Es preciso comprender los
aspectos más sencillos de estas verdades. Saber que eres pecador y
necesitas del perdón de Dios, y que solo Jesús puede salvarte. Lo
que importa
es creer de verdad, y el Señor te salvará.
El conocimiento sin
convicción y sin fe no salva. Hasta los demonios saben que Jesús es el Hijo
de Dios (Lucas 4.41). ¿Cree usted que lo que hasta
ahora sabe es la verdad?
(De Encontacto.org)
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