Meditación 27.06
Romanos 12.1-2 "Así que, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios, que
presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es su
culto racional. No se conformen a este siglo, sino transfórmense por medio
de la renovación de su entendimiento, para que comprueben cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta".
Dios
nos ha dado trabajo que realizar, y nuestro constante aplazamiento para
llevar a cabo su plan es desobediencia.
Eso hace que la postergación habitual sea un problema grave. Leer la Biblia
diariamente, orar y diezmar no son las únicas cosas que los cristianos pueden
aplazar o descuidar. También podemos postergar…
Servir en la iglesia: Nos ofrecemos para servir, pero
cuando nos llaman a hacerlo, decimos que no. Si nos preguntan por qué,
podemos responder que la duración del compromiso no nos conviene. En otras
ocasiones, decimos que el trabajo no se ajusta a lo que somos. En ambos
casos, si examinamos nuestros sentimientos, descubriremos que estamos
evitando lo que no nos gusta o no somos competentes de hacer.
Hablar de nuestra fe: Podemos ponernos muy ansiosos al
pensar en cómo debemos expresarnos, en cómo reaccionarán los demás y en si
seremos capaces de responder bien las preguntas. Cuando la inseguridad nos
amenaza, normalmente elegimos no hacer nada, por encima de la obediencia.
Someter nuestra voluntad a la del Señor: El solo
pensar en dar a Dios el control en ciertas áreas, hace que muchos nos sintamos
temerosos. Por tanto, nos aferramos a nuestra voluntad, y evitamos
someternos a la de Él. Pero el verdadero
sometimiento dice: “Señor, estoy dispuesto a hacer lo que quieras en esta
situación. Voy a obedecer tu Palabra”.
El Señor nos ha pedido que seamos sus embajadores
(2 Corintios 5.20). Por tanto, la irresponsabilidad no
tiene lugar en la vida del creyente. (De Encontacto.org)
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