MEDITACIÓN 25 NOV.
Salmos 100
"Cantad
alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos
hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su
misericordia, Y su verdad por todas las generaciones."
Una
de las primeras verdades que un niño aprende en la iglesia es que Dios es
bueno. La sencillez de esta declaración enmascara la profundidad de ese notable
atributo del Señor. Él es absolutamente santo y perfecto, lo que significa que
solamente Dios es la norma de toda verdad. Y puesto que la expresión de
la bondad del Padre se revela en sus acciones, todo lo que Dios hace es bueno y
justo, pues no puede violar su misericordiosa naturaleza.
Dios
también es inmutable y, por tanto, su relación con nosotros está determinada
por su carácter, no por nuestra conducta. Aunque estemos viviendo en rebeldía,
Él sigue siendo bueno. Como un Padre celestial amoroso, responde con disciplina
para restaurar la relación que tiene con nosotros, no para destruirnos por ser
rebeldes.
La
bondad del Señor se expresa de una multitud de maneras. Él es nuestro Creador y
nosotros somos su pueblo. Cada respiración la recibimos de Dios. Como
nuestro amoroso Pastor que vela por cada uno de sus hijos, Él provee para cada
una de nuestras necesidades. Pero la mayor expresión de la bondad de Dios,
es la cruz de Cristo. Lo que parecía ser desde una perspectiva humana la
mayor crueldad e injusticia, era la única manera de redimir a la humanidad de
su separación eterna del Señor.
(De Encontacto.org)
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