MEDITACIÓN 4.8
Salmos 33.18-22
“He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
sobre los que esperan en su misericordia, Para
librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre. Nuestra
alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por
tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos
confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre
nosotros, según esperamos en ti.”
Nuestra cultura no enseña la paciencia. Basta con ver la
frustración de los conductores detrás de un auto que no comienza a avanzar al
instante en que la luz del semáforo cambia a verde. Por un retraso de dos
segundos, los ánimos se caldean y suenan la bocina. Vivir en una cultura
apresurada nos ha programado para esperar que todo se haga de inmediato, y eso
incluye las respuestas a nuestras oraciones.
A veces, me he sentido impaciente y frustrado con el Señor
cuando no ha actuado de acuerdo con mi plan. Incluso he intentado manipular las
circunstancias para poder presentarle la solución, y pedir después su
bendición. Pero, lo que puede ser una demora para mí, es
el momento perfecto para Él. Un Dios omnisciente que creó al tiempo y lo
gobierna, nunca puede estar retrasado.
Esperar en el Señor requiere fe.
Solo porque no podemos ver lo que Él está haciendo, no significa que está
inactivo. Nuestro Padre celestial trabaja fuera de nuestro mundo visible,
arreglando y dirigiendo los acontecimientos para llevar a cabo su plan para
nuestra vida. Su trabajo es como una semilla plantada profundamente en
un jardín —no podemos ver el proceso bajo la tierra. Pero así como al final
aparece una pequeña planta, podemos confiar en que, con el tiempo, el resultado
ordenado por el Señor se hará evidente.
La solución a cualquier problema que usted esté enfrentando,
está en las manos de Dios. Aférrese con firmeza a la verdad de que Él le ama, de que
Él lo sabe todo, y de que su poder vence todos los obstáculos. Entonces podrá,
confiadamente, andar por fe, no por vista, sabiendo que en sus planes, los
buenos propósitos que Dios tiene se cumplirán. Con
el tiempo, sus ojos verán la evidencia de su fidelidad.
(De Encontacto.org)
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