MEDITACIÓN 22.7
La lectura de hoy es Salmo 25, donde
David implora dirección, perdón y protección:
“A ti, oh Jehová,
levantaré mi alma. 2 Dios mío, en ti confío; No sea yo
avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos. 3 Ciertamente
ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se
rebelan sin causa. 4 Muéstrame, oh Jehová, tus
caminos; Enséñame tus sendas. 5 Encamíname en tu
verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he
esperado todo el día. 6 Acuérdate, oh Jehová, de tus
piedades y de tus misericordias, Que son perpetuas. 7 De
los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme a tu
misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh Jehová. 8 Bueno
y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. 9 Encaminará
a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera. 10 Todas
las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su pacto y
sus testimonios. 11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado, que es grande. 12 ¿Quién
es el hombre que teme a Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger.
13 Gozará él de bienestar, Y su descendencia heredará la
tierra. 14 La comunión íntima de Jehová es con los que
le temen, Y a ellos hará conocer su pacto. 15 Mis
ojos están siempre hacia Jehová, Porque él sacará mis pies de la red. 16 Mírame,
y ten misericordia de mí, Porque estoy solo y afligido. 17 Las
angustias de mi corazón se han aumentado; Sácame de mis congojas. 18 Mira
mi aflicción y mi trabajo, Y perdona todos mis pecados. 19 Mira
mis enemigos, cómo se han multiplicado, Y con odio violento me aborrecen. 20 Guarda
mi alma, y líbrame; No sea yo avergonzado, porque en ti confié. 21 Integridad
y rectitud me guarden, Porque en ti he esperado. 22 Redime,
oh Dios, a Israel De todas sus angustias.”
Si usted mantiene una actitud humilde delante de Dios,
buscándole por medio de su Palabra, su presencia saturará su corazón y le hará
dócil y sensible. Así como una relación matrimonial puede comenzar a
enfriarse si no se dan los pasos para mantenerla cálida, su corazón puede
endurecerse poco a poco si no busca acercarse a Dios. Usted debe responder
con rapidez y obediencia a todo lo que Él le diga que haga para que su corazón
siga siendo suave y receptivo.
Entonces al Señor le resultará fácil captar su
atención, y cuando le convenza de pecado, deseará enfrentar el problema de
inmediato. Es por esto que debemos andar en el Espíritu en todo momento.
Si usted cree que Dios puede estar dirigiéndole en cierta
dirección, dedique el tiempo necesario para buscar fervientemente su
voluntad en el asunto, y abra su corazón para escucharle. Tenga cuidado de
no ocuparse de otra cosa distinta a lo que Dios le llamó a hacer originalmente.
Sería trágico trabajar esforzadamente haciendo lo que usted y
otros consideran bueno, para descubrir después que sus esfuerzos se agotaron en
lograr algo que no era lo que Dios deseaba. Resistir la voluntad del
Señor equivale a no hacer nada con la vida, lo que le deja a usted con una
sensación de vacío.
Nada puede reemplazar la voluntad de Dios, aun cuando su
plan parezca difícil o imposible. Pero si usted confía en Él
con un corazón dispuesto, no hay límite para lo que Dios puede hacer por medio
de su vida. Dé un paso al frente de obediencia, y diga: “Señor, quiero hacer
tu voluntad, cueste lo que cueste”.
(De Encontacto.org)
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