MEDITACIÓN 14.7
Malaquías 3.6
“Porque yo Jehová no cambio;
por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.”
Muchos dicen: “Lo único constante es el cambio”. Felizmente,
esto no es verdad. Hay Uno que jamás cambia: Jesucristo seguirá siendo el mismo
siempre. ¡Qué verdad tan esperanzadora! Pero es difícil encontrar refugio en
alguien que no conocemos bien.
Veamos las acciones de Jesús para
saber más de su naturaleza.
Perdonó a otros.
Mostró misericordia, no condenación, a quienes se arrepintieron. Por ejemplo,
tuvo compasión de la mujer sorprendida en adulterio, e impidió que la
apedrearan. En vez de condenarla, le dijo que sus pecados habían sido
perdonados (Juan 8.1-11).
Consoló a los afligidos.
Visitó a Marta y a María cuando lloraban la muerte de su hermano Lázaro (Juan 11.1-45).
Suplió necesidades. Después
de pasar 3 días sanando toda clase de dolencias, se preocupó por una
multitud de personas que no había comido. Él pudo haber enviado a las 4,000
personas a buscar su propia comida, pero prefirió proveerles de lo que
necesitaban para saciar su hambre (Marcos 8.1-9).
Intercedió por Sus discípulos.
Pocas horas antes de ser crucificado, le pidió al Padre que protegiera y
santificara a sus seguidores, entre ellos a usted y a mí (Juan 17.15-17, 19,
20).
Fortaleció a los creyentes y les dio
poder para hacer la obra de Dios. En Hechos 1.8,
el Señor envió a sus discípulos a anunciar el evangelio, asegurándoles:
“Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”.
(De Encontacto.org)
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