lunes, 13 de abril de 2015

“Nuestro Mayor Tesoro”

Lectura bíblica en Mateo 8.5-13 “Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.”

¿Cuál considera usted que sea su propiedad más valiosa? La casa, el automóvil, o los ahorros ocuparían probablemente el primer puesto en la lista de la mayoría de las personas. Pero si las cosas materiales no dan la felicidad, ¿por qué tantas personas se esfuerzan por acumularlas? Lamentablemente, en la carrera por tener “más” y “mejores” cosas, mucha gente pasa por alto el activo más valioso: la fe.

Hebreos 11.1 define a la fe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, y esto se refiere a poner la fe en Jesucristo como Salvador. La fe no es algo que podamos obtener por nuestros propios esfuerzos; es un don de Dios.

Piense en el poder que Dios pone a nuestra disposición. En Mateo 17.20, Jesús dijo que una fe tan pequeña como un grano de mostaza nos permite ver milagros. El libro de Hechos revela que la fe de los apóstoles dio como resultado numerosas sanidades (Hechos 3.1-8; 5.16). Y el evangelio de Mateo nos dice que por la fe de una mujer cananea, su hija fue liberada de la posesión demoníaca (Mateo 15.22-28).

La confianza en Cristo es más que un medio para recibir milagros —es el camino a la salvación. La Biblia declara que no hay nada que podamos hacer para lograr la seguridad eterna en el reino de Dios; somos salvos solo por gracia (Efesios 2.8, 9).

La mejor manera para avanzar es recibir primero el mayor regalo, que es la fe en Cristo. Romanos 10.9 dice: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. En ninguna otra parte se encuentran la salvación y la vida abundante.

 (De Encontacto.org)



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