Meditación 17.3 |
Lectura bíblica en Romanos 15.7 “Por
tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para
gloria de Dios.”
Como indican los informes, el maltrato infantil está, por
desgracia, generalizado. Los niños heridos por el abuso pueden quedar marcados
para toda la vida.
El origen. El
autorrechazo puede manifestarse al no sentirse aceptado por una persona
cercana. Traumas como el divorcio, o
la muerte de un ser querido, pueden contribuir a tener
una imagen algo distorsionada de sí. Una vez
interiorizado, este esquema de pensamiento puede conducir a conductas
negativas.
Los síntomas. Si
una persona tiene dificultades para aceptarse, puede tener la tendencia a
criticar a los demás, y a interpretar los comentarios inocentes como ataques
personales. El perfeccionismo y los sentimientos de inferioridad son
también característicos. Como resultado, el miedo al fracaso y a la crítica
puede conducir a la falta de decisión.
Otra consecuencia del autorrechazo es la ira frecuente. Las
personas que han sido heridas pueden verse fácilmente frustradas. Estas
personas podrían convertirse en seres solitarios o sentirse demasiado
preocupadas por las opiniones de los demás. Una persona con esta mentalidad
puede ser difícil de amar, porque duda de que sea digna de recibir atención y
afecto. Lo triste es que entonces puede comportarse de una manera que
“demuestra” su teoría.
La solución se encuentra en el pasaje bíblico de hoy. Debemos
aceptarnos unos a otros, así como el Señor Jesús nos acepta.
Esto incluye aceptarnos a nosotros mismos. Pídale a Dios que examine su
corazón, y que le revele cualquier área de autorrechazo. (De Encontacto.org)
Lectura antes de iniciar labores: Romanos 15:1-7
“Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los
débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. 2. Cada uno
de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. 3. Porque
ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los
vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. 4. Porque
las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a
fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos
esperanza. 5. Pero el Dios de la paciencia y de
la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, 6. para
que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo. 7. Por tanto, recibíos los unos a los
otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.”
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