Lectura bíblica en 1 Timoteo 2.1-6 “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones,
peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por
los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y
reposadamente en toda piedad y honestidad. 3 Porque esto es bueno
y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los
hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre, 6 el cual se dio a sí mismo
en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.”
Uno de los aspectos del amor de Dios que más nos
enseña humildad es su deseo de que todos le conozcamos de una manera personal.
Es lamentable que tantas personas lo ignoren y
prefieran dedicar más atención a los amigos, familiares, entretenimientos,
deportes, trabajos, etc. Pero la buena noticia es que, no importa cuán distanciados de Él hayamos estado hasta
ahora, la puerta sigue abierta para tener una relación con el Padre celestial.
En 1 Timoteo 2.4 dice que Dios “quiere que todos
los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Notemos que el
autor no dice que Dios quiere que “algunos” o cierto número de ellos le
conozcan. El Señor quiere que todos los habitantes de la Tierra sean salvos. Su deseo es que ninguno perezca; antes bien, Él anhela
que toda la humanidad le conozca (2 Pedro 3.9). Y eso lo incluye a usted.
Los incrédulos miran algunas veces sus pecados, y
dan por sentado que no hay manera alguna de que Dios les perdone. Pero en el momento que una persona está dispuesta a reconocer
su pecado, el Señor está allí
para aceptar al pecador como su hijo. No importa lo
que usted haya hecho, a quien haya causado daño, o la clase de vida que haya
tenido, Dios está listo y dispuesto a perdonarle.
Incluso para quienes hemos sido cristianos desde
hace largo tiempo, es una lección de humildad reflexionar en la bondad de Dios.
La misma gracia que nos salvó está disponible en cada paso de nuestra
peregrinación de fe. Por eso, cada día, podemos seguir adelante con la certeza
de que ningún pecado podrá apartarnos del amor de Dios.
(De Encontacto.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario