jueves, 19 de febrero de 2015

“El Poder Positivo de la Confianza”

Meditación 19.2

Filipenses 4.4-13 “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. 10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

El apóstol Pablo era un hombre que vivía con confianza. Durante parte de su vida, su confianza dependió de sus credenciales —es decir, su educación y su posición. Pero su encuentro con el Señor (Hechos 9.1-6) le hizo darse cuenta del poco valor de esas cosas. ¿Cuál era, entonces, la fuente de su nueva confianza?

La relación de Pablo con el Señor se convirtió en el nuevo fundamento de su vida. Al ver sus antiguos caminos como un capítulo cerrado, abrazó su nueva vida en Cristo. Pablo no solo reconoció la insuficiencia de todo aquello en que había confiado —sus conocimientos, logros y autoridad—, sino que también se despojó de cualquier noción de vida independiente de Dios. El apóstol se convirtió en un hombre que dependió totalmente en el Señor (Gálatas 2.20).

La confianza inquebrantable de Pablo en la fidelidad de Dios jugó también un papel clave. Creía en su promesa de fortalecerlo y equiparlo; de guiarlo en todas las situaciones; de atender todas sus necesidades; y de que nunca lo abandonaría. Al enfrentar pruebas, Pablo experimentaba el poder del Espíritu Santo que fluía en él. Porque creía lo que Dios decía, podía enfrentar las adversidades con valentía. Pero su confianza no era en sí mismo, sino en la presencia, la ayuda y el poder de Dios; por eso se mantenía firme.

¿Ve usted la razón por la que podemos ser confiados seguidores de Cristo? Lo que importa no es lo que somos, lo que creemos sobre nosotros mismos, o las fortalezas y las capacidades que tenemos. Desarrollar confianza absoluta en Cristo es lo que produce confianza. ¿Cuánto confía usted en Él?

(De Ministerios en Contacto)

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