Malaquías 3.8-12 “¿Robar el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.“
El paso más fundamental en un plan financiero inteligente es ofrendar como enseña la Biblia. Si usted da a la iglesia una cantidad de dinero que le hace sentir bien, pero que no corresponde a lo que el Señor quiere que dé, le está robando a Dios. El diezmo del Antiguo Testamento, que sigue vigente, fue instituido para:
1. Sostener. Nuestros diezmos ayudan a avanzar al Reino. Sin el apoyo económico regular, los programas de ayuda y de evangelización disminuyen, la iglesia cierra sus puertas indefinidamente, y el personal a tiempo completo debe buscar otro empleo.
2. Probar. Dios invita a los creyentes a poner a prueba su fidelidad. Por medio del diezmo descubrimos un principio importante de la fe: El Señor puede hacer que nuestro 90% nos rinda más que el 100% con que nos quedemos. Las ofrendas que representan menos del 10% son evidencia de que no tenemos confianza de que Dios proveerá para nuestras necesidades.
3. Honrar. Al diezmar, los creyentes honran al Señor como la fuente de todo lo que poseen. Lo que tenemos, ya sea poco o mucho, nos llega por medio de Él. Si un funcionario importante viniera a cenar en nuestra casa, no nos atreveríamos a servirle las sobras del día anterior; pero eso es precisamente lo que hacemos con Dios al limitar lo que le damos.
Los hijos de Dios deben desear agradar al Padre, actuando por fe en Él. Cuando damos bíblicamente al Señor, Él promete cuidar de cada una de nuestras necesidades, y también bendecirnos.
(De encontacto.org)
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