Lectura bíblica en Salmos 42.1-2 (Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así
clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi
alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré
delante de Dios?)
“Mi amor...” La única respuesta que provoca
esto es un distraído “Aja” acompañado por el sonido producido al pasar las
hojas del periódico. “¿Puedo hablar contigo?” Una vez más la respuesta es
“Aja”, seguida de un silencio. Luego se oyen unos pasos que se alejan. ¿Alguna
vez experimentó usted algo parecido?
Todos hemos sido culpables de
desatender a las personas que amamos. Es tanto lo que clama por nuestra
atención, que a veces rehuimos el esfuerzo de invertir en una relación. Lo
triste es que podemos hacer lo mismo con Dios. Pero no queremos eso, ¿verdad?
El ayuno bíblico es una manera de
ayudarnos a re-enfocarnos en nuestra relación con Dios. El ayuno nos prepara
para concentrarnos en Él. Es una oportunidad para poner de lado otras cosas, a
fin de buscar su rostro y escuchar su voz. Es un tiempo de preparación que nos
lleva a fijar nuestra atención en la voluntad y en los propósitos del Señor
para nosotros.
Hay quienes nunca han probado el
ayuno porque les parece demasiado extraño. No saben por dónde empezar a buscar
o cuándo encontrar el tiempo para hacerlo. Pero si ven el ayuno como una
experiencia de fe que agudiza nuestra visión espiritual, que acrecienta nuestro
deseo de Dios, y que nos lleva a comprender mejor su dirección —desearan
probarlo.
¿Anhela conocer mejor a Dios?
¿Necesita conocer su voluntad? El ayuno bíblico es una disciplina espiritual
que le ayudará a tener un oído más agudo, una mente más clara, y unos ojos
firmemente fijados en el Señor y en sus planes. ¿Qué tal si descubre esto por
sí mismo?
(De Ministerios En Contacto)
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